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El artículo que escogí habla de un libro del escritor francés Charles Baudelaire que nos presenta un Flâneur, término francés que se refiere a un hombre que vaga sin rumbo por la ciudad, dejándose llevar, sin apuros, sorprendiéndose en cada esquina, como un verdadero vagabundo. Ejemplifica como las calles de parís y como sus innumerables caminos lo llevan a conocer diferentes lugares.

De lo anterior, encontramos un tipo de caminar que denominamos vagar, un caminar sin itinerario fijo, inconsciente, creando una ruta propia que nos lleve a descubrir el espacio.

Este desplazamiento a su vez se verá influenciado por los límites presentes en el lugar del recorrido. Que entenderemos como los configurantes que indican, al mismo tiempo que determinan un espacio de otro que les es adyacente. Lo que nos llevará a concebir el espacio transitado.

Pero cómo es que esos límites actúan, es a través del apego a los límites. Son estos los que guiarán y condicionarán este caminar libre e inconsciente.


CUBO
Debido a que la ruta es libre, el cubo es negro por fuera con distintos espacios que llaman a descubrir lo que existe dentro, sin llamar a descubrir uno primero que el otro. Con colores llamativos se hacen perforaciones las cuales nos muestran dentro 3 tipos de límites presentes en un entorno; y cuando entremos la mano, nos darémos cuenta como se ve influenciada y se deja guiar por estos límites su recorrido. Tenemos la escala y perspectiva: cuando hay esta cualidad el individuo puede sentir su posición en la longitud total (aprehender la distancia recorrida o la que falta por recorrerse). Verá los elementos más cercanos mucho más grandes y los lejanos más pequeños, hará referencias de cuanto debe seguir para llegar a su destino. Se representa a través de la disminución tanto de altura y ancho de palos maqueteros en la misma proporción, se crea una especie de mini pirámide que al estar puesta lateralmente, crea una perspectiva que se puede sentir si movemos y tratamos de acercar de a poco la mano. También encontramos límites que direccionan: las calles en donde terminan, donde empiezan, y en sus fracciones nos llevan a nuevos lugares, condicionan nuestra manera de caminar de acuerdo a su ruta y forma. Esta vez se hace un pequeño pasaje intencionado con curvas, que están encerradas en género, condicionando el caminar siguiendo la forma de este patrón. Y por último me refiero a los límites en cuanto a referencias laterales: vallas más o menos penetrables que separan una región de otra; líneas según las cuales se relacionan o unen dos sectores. Tanto texturas como límites virtuales encontramos en esta parte, una superficie seccionada en algunos lugares, con límites en sus costados que se pueden sentir al pasar la mano, provocan el seguir hasta el final del recorrido sin tratar de pasar hacia los lados.