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Rodrigo Squella

Recorrer por etapas: El caminar a la intemperie de hoy perdió libertad frente al caminar de ayer. El caminar de hoy es recorrer alrededor de lugares inaccesibles o que no se pueden atravesar, para llegar a otro lugar mas alejado y accesible. La posesión de lugares como espacios fijos, hacen que las distancias de mi entorno se achiquen, redireccionan nuestro caminar. Esto permite que la percepción de la vista y el tacto actúen de forma conjunta. Al momento de percibir, la vista es la que mayor actúa. Pero como no es el único sentido y nada se escapa a ello, el sentido del tacto es el que apoya frente a distancias demasiado cerca para la vista. Entonces, al recorrer por la intemperie se fija un lugar de arribo, el entorno de la intemperie esta formado por accesos y “no accesos”, no hay un recorrido fijo y directo, lo cual hace que el caminar se redireccione constantemente. El caminar cambia de dirección porque nuestra percepción lo hace constantemente. Para llegar al lugar de arribo la vista fija otros puntos de arribo que están a menores distancias del individuo. Lo que se pretendió hacer en el modelo es enfrentar a la intemperie, percibiendo lo accesible e inaccesible (para poder introducir la mano) dejándose guiar por estos dos sentidos, la vista y el tacto. El cubo fue hecho de material ligero, transparente y translucido para utilizar, bloquear e intentar confundir el sentido de la vista, para así, en estos dos casos, la percepción la conduzca el tacto. A simple vista pareciese que camino por recorrer para la mano no es directo pero de fácil acceso. Sin embargo el espacio superior conformado por los dos primeros planos (laminas transparentes) pretende engañar a la vista, dando cuenta que el primer punto de arribo se encuentra a mayor distancia (mas al fondo). Una vez percibidos estos puntos de arribo la vista pierde la mano, y ésta se conduce solo por el tacto, para asi llegar a una salida (cara lateral izquierda).